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Siguiendo con nuestras críticas literarias trasnochadas, y como me he dado un atracón insigne de la Herejía de Horus, prosigo con otro de los libros (no os voy a poner en orden, de hecho la Herejía la empecé hace como un año más o menos y voy a ir comentando lo que me he leído recientemente o lo que más ganas tengo).

A lo que vamos: hoy, en con los libros y a lo loco, La Condenación de Pythos, número 30 de la Herejía. Y, qué os voy a contar: no me ha gustado.

Mano de Hierro dando toñas.

Un Mano de Hierro repartiendo toñas, aun sin un brazo. A un Orko. En esta novela no hay orkos, pero hay cosas que hacen cosas y les pegan tiros.

La acción se desarrolla justo después de la infame Masacre del Desembarco, en Istvaan V, donde machacaron a las legiones leales y se desvelaron horrorosas traiciones. Y los protagonistas es una de las legiones más aburridas de las que he leído: los Manos de Hierro, de Ferrus Manus (no, no se quebraron a la hora de crear algunos nombres, desde luego).

Os pongo en antecedentes, para que entendáis el origen de mi aburrimiento. Los Manos de Hierro son la X Legión, especializada en guerra blindada y de alta intesidad, pacificación y supresión. Y una de las curiosas creencias que mantienen es que la carne es débil. Hasta tal punto que es el lema de la legión en sí. Para ellos el ideal es la máquina, y cuanta más carne tienen, más falibles se ven. Si queréis saber más, os dejo este enlace. La cuestión es que en su ideal, son cabezones, fanáticos (qué raro…), y tienden a tener carisma cero. Eso hace que el Marine con el que más te identificas sea uno calificado como «con mucha carne», uno de los pocos más abiertos de mente y que se preocupa por los humanos y demás. Los demás, son un coñazo de personajes. Quizás por eso han añadido un poco de sal y pimienta, es decir, un par de comandos de otras legiones: Salamandras y Guardia el Cuervo, que los acompañan durante su huida del sistema de Istvaan.

Manos de Hierro

Manos de Hierro paseando su aburrimiento por sitios donde pasan cosas. Total, como pocas cosas les importan más que la Máquina, no vamos a entrar en detalles: aburre.

El argumento es sencillo: huyen, llegan a otro sistema donde se encuentra el planeta Pythos, que también tendrá relevancia en otra novela, muchísimo más entretenida, que es Pandorax. El planeta ya se ve directamente extraño, agresivo, violento. Y para colmo aparecen refugiados humanos trasnochados que dicen que han llegado porque el Dios Emperador (decir eso en ese momento de la historia de W40k es casi una herejía, hasta que el Emperador se enfrente a Horus y se líe aún más parda) así lo ha querido y que se van a afincar allí sí o sí por sus huevos y ovarios toreros.

Y, bueno, pasan cosas en la novela: bichos carnívoros, Caos, Manos de Hierro aburridos intentando destrozar cosas por sus ciberpelotas metálicas, y aburridas, por si no lo he dicho ya, Salamandras haciendo el Salamandra y Guardia del Cuervo pegando saltos por las esquinas, como debe de ser. Cosa que han tenido que meter en la novela o no habría ninguna chicha porque los Manos de Hierro apenas hablan entre ellos si no es necesario.

Las partes de acción de la novela está bien, desde luego, son fluidas y hay sangre, tripas, espadas sierra y fuego de bólter a granel, como si lo regalaran; y el giro hacia la última parte del libro está hasta gracioso, aunque te lo vieras venir un poco como de lejos, vamos.

Lo dicho, la Condenación de Pythos está bien escrita, narra algo absolutamente intrascendente, tonto y que no viene a cuento en el lore de la Herejía y, por tanto, es muy, muy prescindible, a menos que seas un fan absoluto de la X Legión. Cosa que no entendería. El problema de la novela es, no sólo que la historia en sí no tiene ningún peso, no hace avanzar el trasfondo y no viene a cuento casi que de nada, sino que los personajes, la trama y los eventos, aburren.

Pasa a otro más entretenido, de verdad, que este libro no tiene mucha chicha en el desarrollo de la Herejía de Horus.

Puntuación: un bólter de cinco.

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