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Juerga de Espadas

By 9 abril, 2015Realistas

Porque las espadas también existen, claro.

Hola gente. Sigo escribiendo. Mwahahaha. Sí, es una amenaza. Hala, a sufrir.

A lo que iba: varío el tema. Vamos a hablar, niños y niñas, de otro género de armas, que no son las de fuego: las armas de filo. En este caso, espadas. ¡ESPADAS! Porque no todo son armas de fuego. Aquí no discriminamos: disfrutamos por igual.
Esas armas, esos enormes pinchos con los que soñábamos de enanos, campeando por ahí con palos, han estimulado nuestra imaginación desde que quisimos enfrentarnos a dragones y explorar mazmorras (sutil, ¿verdad?).
Así que pasamos al post: Espadas con nombre. Con nombre propio, o muy fácilmente identificables por el cinéfilo tragapelis que somos.

A lo que nos ocupa, pues. Aquellas espadas que por sí son una parte importante del argumento de la película, que tiene nombre propio o que son un elemento fundamental, marcando al personaje y lo que hace. Y que pinche. Sobre todo que pinche.

EXCALIBUR (1980)

Pocas espadas son más conocidas que la espada de los Calibures, Excalibur. Ya sabéis, ese pedazo de cacharro que la Dama del Lago tenía guardado en… el lago… La verdad es que el mito de la espada de Arturo nunca pasa de moda, ciertamente, y hay bastantes adaptaciones, muchas de ellas infames, del tema. Pero aquí nos remitimos a lo auténtico, a lo true, a lo de verdad. No a la pijada cromada de la peli Rey Arturo, un insultante cacharro enorme y descontextualizado, no. Nos referimos a lo auténtico: Excalibur de 1980.

Aquel que saque la espada de esta piedra, sin cegarse por el foco verde, será rey de tooooda Inglaterra. Aunque tenga cara de lerdete.

Ese espadón cromado, en una peli donde los focos verdes estaban de saldo, que nos dio a conocer a toda una generación el Carmina Burana, y que los hombres de verdad lo hacen con la armadura puesta. Y que hacia el final, las pelis de los 80 siempre se desmadran.

 

-¿Y yo? -¡Que no, Clive, tú no! ¡Arturo malo! ¡Ande me vas con las pintas de turista en Eurodisney, home!

 

LA KATANA DE LA NOVIA, DE HATTORI HANZO. KILL BILL

Esta bella katana por la que el personaje de la novia, interpretado por una fúnebre, vengativa y bestiaja Uma Thurman, viaja a Japón, a pedírsela nada menos que al mítico Hattori Hanzo, es parte interesada e interesante del argumento de esta película homenaje a las de acción y artes marciales de los 70, salida de los escabrosos pensamientos retorcidos de nuestro querido Tarantino.

Con ella mata a los 88 Maníacos, y la lía parda, generando litros y litros de sangre, hasta el punto de que lo deja todo perdido, como en la tomatina, pero con miembros cercenados y volando por ahí.
Claro que la buena mujer tiene sus motivos. De peso.

No será de Albacete, pero sus huro que este pincho sus va a cortá en juliana… Prima hermana del Ginsu…

Y vaya si usa el pincho… No deja títere (ni a Lucy Liu) sin cabeza. Una katana clásica, bonita, pulida y sin cromar, con la que Uma Thurman se despacha a gusto. Un arma con personalidad propia. Más que la de los secundarios, desde luego.

LA KATANA MATAVAMPIROS DE BLADE: DAYWALKER

Blade, ese perenne enfurruñado bastardete de vampiro y humana, con la fuerza de un caballo percherón, la mala leche de un negro del Ghetto y la habilidad de chulearle hasta a su sombra. Malote, matavampiros, medio McGuyver y trapicheante como pocos. Tiene su mega katana futurística de doble filo y puño de sable láser, con sistema antirrobo trinchante, llamada Daywalker. Una espada vendida a espuertas en las tiendas frikis, con la que todos nos preguntamos de dónde sacaba el medio metro de brazo extra para desenvainarla alegremente desde la espalda, así sin que costara.

La susodicha haciendo boquetes para tacos del 7. Quién quiere un taladro cuando tiene una Daywalker… Deberían anunciarlo en la teletienda…

 

LA ESPADA SALVAJE DE CONAN (que no la del padre)

Conan el cimmerio. Ese enorme mal bicho de cabellos negros y ojos azul volcánico creado por Robert E. Howard y sus sueños que no vamos a cuestionar, con hombres musculosos en taparrabos, y perfectamente interpretado por Arnie «Chuache» Schwartzenegger, un rubiales y de ojos oscuros, con acento endiabladamente austriaco. Jamás un varias veces Mister Olympia interpretó un papel que marcara tanto a una generación.
Y su espada se hizo mítica. No la que saca el padre, la de la calavera chunga, que le roban al principio de la peli, no, sino el pedazo de hierrajo que saca y con la que hace la mítica kata a orillas del mar en Almería. Una espada con personalidad propia y que lo confirma como Conan. Grande. Tocha. Ancha. Pesada. Que cuando ves en vivo parece una viga del 7 para sujetar un techo.

Conan en toda su expresividad. Es mejor que cuando sonríe, que parece que te va a dar un bocao. Y qué pedazo de hierro que lleva el home, que al actor que iban a seleccionar antes le quedaba grande…

Este es un Conan (se siente por Jason «Khal Drogo» Momoa), con un arma a su altura, o más bien su tamaño. Un espadón de un rey muerto, con sus inscripciones chungas, su mango supletorio en el revoque de la hoja (esa parte con metal dentro del propio filo) con el que también posa en varios carteles de la peli, y con la que la lía parda en el spa ese de Thulsa Doom. Pues, ¿quién quiere vivir para siempre?

(Espacio patrocinado por «Vote Conan», la mejor opción política… Y lo sabes. Total, para saquear un país, contrate a un profesional)

¡Vota A Conan!

¡Vota A Conan!

 

 LA KATANA DE RAMÍREZ, LOS INMORTALES

Pocas espadas han sido más imitadas (hasta que salió El Señor de los Anillos), que la katana de Ramírez, que luego llevó Connor McLeod y la réplica de su primo lejano Duncan, en la serie (mismo clan, distinta cosecha, decía el tío). Una katana japonesa forjado por el Hechicero Nakano, llevada por un español nacido en Egipto, llamado Juan Sánchez de Villa-Lobos Ramírez, interpretado por un escocés, (Sean Connery), y que luego usa un escocés, interpretado por un francoestadounidense. Y no explota, oyes. ¿Coherencia? ¡Pero quién quiere coherencia cuando hay cabezas que cortar! ¡No me seáis tiquismiquis!

Hablemos de la espada, que además es un señor pincho forjado y reforjado, sin vaina (síii, ya sé que se llama saya, pero no estamos aquí para ponernos estrictos. Sólo tenéis que leer el párrafo anterior… ) es una de las míticas Masamune. Con un mango labrado y con cabeza de dragón. Y además suelta chispitas cuando choca con otra espada de otro inmortal. Esa espada molaba por sí misma, casi con más personalidad que el Lambert, y una gemela portada por el priiiimo, Duncan, otro escocés, interpretado, a la sazón, por un británico de pura cepa. Y, mientras os cae la cordura por la oreja, disfrutad de la foto de esa mítica espada que define al más mítico de los inmortales, que fue el último inmortal tres veces.

-Y con este pincho que te juro por el Lago Ness de mi escocia no natal (ejem), forjado en Toledo por un japonés, te nombro Mister Cuello Sajable 1589. Ea. A chorrarla. A ver si te hacemos un home sin esa cara de espanto que me llevas…

Bueno. De inconsistencias también vive el hombre. ¡Pero mirad qué espada! Da igual que pareciera tanto en la peli como en la serie que se la sacaba del sobaco: si empuñabas ese pincho, eras el bueno, eras poderoso, eras, eras… Casi tan guay como Sean Connery, ¡por el amor de Bond! Ah, sí, y también la lleva Lambert. Pero no le queda igual de bien.

ANDÚRIL, PORTADA POR ARAGORN HIJO DE BLABLABLA, EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

Porque, reconozcámoslo, niños y niñas, pocos espadones se han vendido más (relevando a la katana del amigo Ramírez, de venta en todas las tiendas de souvenirs, de Japón a Escandinavia, de España a Vladivostok) que Andúril. Semejante joya de la forja actual, que se pasa un poco por el forro la descripción de Tolkien, pero que queda vistosa y molona como pocas. Ese pedazo de metal que confirma la virilidad de Aragorn, que se la saca delante del futuro suegro, ahí, en la intimidad de la tienda, (a destiempo, según los libros, ¡pero qué bien queda, señora!), y que lleva desenvainada el resto de la peli, ahí, a pelo, como los machotes de verdad, enseñando todo el metal e intimidando a corsarios, orcos, fantasmas y más orcos todavía. La espada que volvió a ser forjada de los fragmentos de Narsil es a Aragorn lo que Excalibur a Arturo. Pero sin pijadas de Damas del Lago. Aquí a lo true. Con elfos demostrando que saben lo que es forjar con chispitas y sin miedo a quemarse.

Una espada, en definitiva, mítica, tremenda, pulida (gracias a los dioses, no está cromada), y que todo buen friki digno de ese nombre tiene o desea tener en casa. Porque nunca se sabe cuándo te pueden venir orcos, Testigos de Jehová, vendedores de Ono o recolectores de firmas.

-Me la desenvaino ante tí, papuchi. +Aragorn, no hagas sangre. Demasiao que acepto que mi hija se ha fijado en un roñoso como tú, por mucho linaje que tengas. Guarro, que eres un guarro. -Pero tengo la Andúril mazo grande y dura. +Tú sigue, que tenemos pelotera, tú sigue. -Ya paro, pápa. +Lo mato. ¡Manwë, dame paciencia…! (Conversiación apócrifa pero sensata de lo que habría pasado a colación de la entrega del pincho)

Andúril, Llama del Oeste es crucial en la trama, pues confirma a Aragorn, bla, bla, bla, y se le reconoce como Rey de Gondor y aledaños gracias al peazo de hierro en cuestión. Y que ya se puede calzar a Arwen sin que Elrond pueda decir nada. Porque ya es rey.

EL SABLE DOBLE DE DARTH MAUL, STAR WARS EPISODE I

Parafraseando a Síndrome en Los Increíbles: «¡Es más grande!, ¡es más malo!».

Sí, niños y niñas, vamos a hablar de un sable de luz. Que también son espadas. Porque me apetece. Porque lo merece.
Para dar un giro de tuerca a los Sith, a los malos malosos y malotes de la saga Star Wars, Lucas tenía que hacer algo más allá de un sable de luz rojo y chungo: ¡DOS! Pero fue más allá: ¡DOS EN UNO, OIGA!

Darth Maul, un sith no especialmente inteligente según las novelas, tiene una de las armas más chungas del universo Star Wars. Este zabrak de piel roja y tatus negros, cuernitos en la cabeza y cara de lunes eterno, porta el chunguísimo, malote, largo, rojo y peligroso sable de luz doble (aunque ni de lejos fue el primero en usarlo: hay mucha literatura sobre el tema), sí es remarcable porque… ehm… porque… esto… porque sale en la peli, qué narices.

Semejante bicharraco de luz pone en jaque a Qui-Gon Jinn y a al mismísimo Obi Wan. Tiene alcance, es usado por un maestro del estilo más chungo de esgrima (sí, los frikis adoramos los datos, y, como no, se han desarrollado escuelas de esgrima con sable de luz), y es capaz de defender, atacar, hacer molinetes, y más cuando lo maneja un virtuoso de los palos en movimiento como el actor que encarna a Maul, Ray Park. Vamos, que ves ese sable y dices: tío, tú eres malo. Eres muuuyyy malo. Pero tela. Porque solo alguien muy, muy malo lleva un cacharro tan grande, que gasta tantas pilas, con doble hoja roja y lo enciende dramáticamente como nadie.

Porque soy malote, porque yo lo valgo, aunque no tenga pelo. Dos mejor que uno. Me lo dicen mucho.

Bueno, niños y niñas. Hasta aquí por hoy, que ya es bastante.

Por supuesto, se aceptan comentarios y colaboraciones: ¿se os ocurre alguna otra espada o espadón que sea representativa de un personaje? Algo grande, o no. Hortera, o no. Con nombre, o… bueno, ya sabéis.

Dejad un comentario, que no cuesta nada, y hablemos de espadas, que siempre mola.

¡Hasta el próximo post, pequeños padawanes! ¡Sed buenos! (O no… 😉 )

Join the discussion 2 Comments

  • Hetty Callahan dice:

    Veo tus espadas y subo una mas, aunque esta es de una serie (salida de unos comics) creo digna de mencion La Espada de la Hechicera o Witchblade que no solo elige a sus portadoras si no que deben ser mujeres. Y ademas es super cool porque si no la usas se convierte en un brazalete la mar de mono que, ademas, combina con todo.
    De todos, tengo que decir que mi favorito es Ramirez, con o si espada 😛

    • donserg dice:

      Hola Hettie!! ¡Gracias por el comentario!
      Desde luego Connery es uno de los grandes. Aquí en el blog ya ha salido varias veces, armado y sin armar. E incluso como el ignominioso Zardoz…¬¬
      La Witcblade… gran sugerencia, sí señora.
      Lo dicho, ¡gracias por pasarte!
      Y, atenta, que mañana habrá más… jejeje