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Sí, bueno, me ha dado por las espadas. Pero es mi blog y me lo f… fulmino… fusilo… fondendoscopio como quiero.

Volveré a las de fuego, por supuesto. Y más si me dais ideas sobre el asunto (esta noche, en «Si cuela, cuela…«.

La cuestión es que uno piensa a veces (pero solo a veces, no os preocupéis demasiado, ya se me pasará), y recuerda esos grandes duelos de espadachines que hay en el cine. Bueno sí, esos duelos interminables, porque se esforzaban más en entrechocar las espadas que en pegar un buen tajo al contrario y meterle un palmo de acero en las tripas. Que hay que dar espectáculo.
De ahí la llamada «esgrima de teatro» que tanto se usa en el cine.
Pero ello ha dado grandes duelos inolvidables, que son el summum de la esgrima de teatro, que nos hacen mirar con ojos tiernos cualquier palitroque y enzarzarnos a palos con algo, cada vez que vamos al campo. O, peor y más friki: apuntarnos a cualquier clase de kendo, kenjutsu, esgrima o esgrima antigua. Que hay de todo en la viña del frikismo.

Pero hoy vengo a reflejar esos grandes duelos de las pelis de hoy y de siempre. Venga, que nos vamos a divertir.

LOS DUELISTAS

Como no, empezamos con una peli que ya habla de duelos. Una obra maestra de Ridley Scott, perfectamente recreada, con asesores de esgrima especialistas en la del XIX, en plena época napoleónica.

Los duelistas es la tierna historia de dos cabezones que se empeñan una y otra vez en batirse en duelo a punto de nieve. Se dan candela de todas las formas que se les ocurre, pero los duelos de sable y espada son una belleza. Son técnicos, pero prácticos. No van a entrechocar espadas: van a pincharse y tajarse. Se escabechan a gusto, y varias veces, además. Pero los duelos valen la pena. Son míticos. Ambos dos actores, Kleitel y  Carradine (Keith, no el saltamontes, David), están inmensos con sus trencitas de húsares y sus uniformes napoleónicos.

Vale la pena verlos en acción, espadazo va, espadazo viene, tiros, cargas de húsares uno contra uno y sablazos. Una joya.

-Señor, exijo satisfacción. +Ehm… bueeeeeno, si nos ponemos a trincharnos, nos ponemos (se pelean estos dos más que un matrimonio)

LAS AMISTADES PELIGROSAS

Una película de época sobre seducción, gente retorcida, muy retorcida, inocencia y nobles aburridos. No os agobio con el argumento donjuanesco. Pero cabe destacar el duelo final entre Valmont (un más que solvente John Malkovich) y Danency (un joven y ya inexpresivo, pero también solvente Keanu Reeves).

Es un duelo donde muestran el cansancio, que la técninca no siempre impera, y que lo que prima es pinchar al otro. Y que saldrás pinchado, claro. Estos dos personajes se trinchan a gusto, dan traspiés, se revuelcan en la nieve. Los duelos no son bonitos ni limpios. Se tajan que da gusto, hasta que uno de ellos recibe el palmo de acero en el cuerpo.

«Y aquí, trinchado como un pavo, yazgo, con mi peluca y mi florete… No lo olvides, Neo… eres el elegido…»

 

Ambos contrincantes acaban como un colador, y tú te imaginas todo el cansancio (los floretes, aunque ligeros, pesan al cabo de un rato de mantener la guardia), el dolor de los pinchazos, y la adrenalina. Que sí, que se redime, y se arrepiente y toda la historia, pero te tiras todo el duelo pendiente de estos dos mastuerzos dándose cariño.

ROB ROY

Pocos duelos llaman tanto la atención como el de Rob Roy. O sea, de un lado tenemos a un escocés enorme, Liam Neeson, que siempre parece medio desmadejado, con los pies demasiado grandes y los brazos colganderos. En esta ocasión interpreta a Rob Roy McGregor, más escocés que los kilt, y portando una espada escocesa afarolada, grande como una viga.

Luego tenemos al malo malísimo, interpretado por un magnífico Tim Roth, que al lado del gigantón Neeson parece casi de juguete. Eso, unido a su excelente interpretación de malo malísimo que te dan ganas de tirarlo por el tajo de Ronda varias veces y contar las que rebota. Va con una ropera francesa, con su pelucón endemoniado y casaca dieciochesca, tan pulcro y malvado, al contrario que el bueno y honorable a la par que guarro de Rob Roy.

Y vedlo, cómo hay duelo tanto de egos, miradas y espadas. Roth se muestra técnico a la par que cabrito. Con una mirada que dice «nene, lo estoy disfrutando». Taja a contragolpe, finta y busca la carne del escocés de forma bastante efectiva poco teatrera, para lo que hay por ahí suelto. McGregor se agobia, se cisca en sus muertos, recibe tajos a diestro y siniestro… hasta que se hace el escocés, trinca la hoja del otro, y le da las suyas y las de un bombero, metiéndole un tajo que le abre el pecho. Sin adornos ni florituras. La espada reducida a un machete largo y efectiva. Aquí lo que cuenta es matar, hoyga, y el escocés lo hace, escabechando a Roth y mirando en derredor pidiendo otro voluntario.

Tú fíate de un escocés y no corras…

 MÁS FUERTE QUE SU DESTINO (DANGEROUS BEAUTY)

Ya ahora diréis, «vaya, Donser ya se nos está poniendo tierno»… Pues os aguantáis. Es decir, os voy a hablar de un duelo que vale la pena. Entre dos cortesanos. Verónica Franco, interpretada por Catherine «Madrequebuenaestá» McCormack es una cortesana veneciana (la peli está basada en un libro basado en los diarios de Verónica Franco, que existió de verdad), y Maffio Venier (interpretado por un Oliver Platt siempre tremendo secundario, pero con personalidad), un cortesano venido a menos con más mala baba que un chihuahua en una guardería.

Llegado cierto punto de la peli, Maffio, borracho como un perro, empieza a dejarse llevar por la envidia que le corroe por los «éxitos» de Verónica (es lo que tiene ser tan buena cortesana… y poetisa, claro), y empieza a dar calor.

«Y brindo por tus bragas, Verónica…»

Total que la cosa se desmadra, le pega un espadazo a un libro, y la Franco, que tiene poca paciencia y muchos redaños trinca una espada ropera veneciana y le pincha el culo. Y entonces, empieza un bonito duelo a espada y verso en los jardines, ante los hombres más poderosos de Venecia. No está versada en ello, y es torpe y precipitada, pero los lances son divertidos, los versos insultantes y se gastan no poca mala baba.

No os he econtrado el vídeo, así que a pillar la peli toca.

-«Yo salvo a las mujeres venecianas de la extorsión de la lujuria humana» -dice la Franco-. Y si te puedo pinchar un huevo, te lo pincho, borrachuzo. (La última parte sólo la pensó, pero todos lo sabemos).

Lo cierto es que ella pelea a lo marinero, o sea, pinchando y tajando sin mucha técnica, pero lo justo como para saberse las paradas y salvar la cara. Y madre mía si la salva.

Que os veáis la peli. Leñe. Que vale la pena. Fiaos de mí. Es una orden.

LA PRINCESA PROMETIDA

Muchos lo consideran uno de los mejores duelos del cine. Para mi gusto es muy teatrero, pero muy divertido a la vez. El momento en que Íñigo Montoya desafía al pirata Roberts (Westley) y la conversación técnica de esgrima entre ambos (Capo Ferro, Agrippa…) es una pequeña joya. Ambos pelean a espada ropera y el duelo en sí es todo un homenaje a Errol Flynn y las películas clásicas de piratas y espadachines como Robin Hood, el Capitan Blood o Scaramouche. 

Es un duelo disfrutable de principio a fin, con dos espadachines entregados, pero que si os fijáis no buscan tajar al otro, sino entrechocar espadas: eso es esgrima de teatro. Pero divertidísimo oyes. Y ya el final en que Montoya encuentra a «Seisdedos» y suelta su parrafada, es magnífica. Forma parte de la historia del cine. Y ese duelo en particular tiene un poquito más de mala leche, inquina, colmillo retorcido y un delicioso final.

Realmente uno disfruta ese último duelo, la parquedad de movimientos, más eficaces, de Íñigo, con sus paradas y la muerte del malo, que casca con un buen tercio de hoja haciéndole compañía al páncreas. En definitiva, mejor el segundo que el primero. Aunque éste me picó para investigar sobre la esgrima, la verdad. Así averiguas que los estilos que mencionan existen, aunque están «desordenados», pero eso es otra historia… y hay que disfrutar viendo estos duelos.

Llegamos al tramo final. Ahora voy a consignar dos de los que yo considero de los mejores duelos de espada en el cine.

Uno por su teatralidad y el otro por la intensidad. Aclaro que iba a  poner algo de Star Wars, pero creo que lo voy a dejar para un post propio, porque tiene tela de por sí. Porque es muy muy friki y tiene para rato.

Con el número dos, y precioso de por sí, y preciosista, insultante, divertido e irrepetible: «Balada del duelo que en tono perverso, el señor de Bergerac tuvo con un cretino. Primer capítulo».

CYRANO DE BERGERAC

¡Qué os voy a contar! Duelo en verso, con insultos, tajos, pinchazos, un Cyrano intepretado por un genial, magnifico y de todo Gerard Depardieu, que machaca moral y esgrimísticamente a vizconde Valvert (Philippe Volter).

Tiene de todo: saltos, aprovechamiento del terreno, provocación del enemigo, fintas, bordones, espacio entre enemigos, insultos… Es una joya, además de que la arrasadora presencia de Depardieu preside el duelo donde no sabes si las espadas roperas que usan son más peligrosas que su puñetera lengua afilada.

El final del duelo, una vez acabada la tanda de insultos, es lo más realista. Apenas cinco intercambios de ataques y un pinchazo en todas las tripas, sucio, sin adornos, ni tajos, ni filigranas. Y un Valvert que cae despanzurrado, gente corriendo y la guardia al trote en una Francia oscura y sucia.

Y, con el número uno (redoble de tambores): un duelo de verdad, el de El Desafío.

EL DESAFÍO (BY THE SWORD)

Es una cinta (jeje, he dicho «cinta», como los entendidos y pretenciosos que escriben en Filmaffinity… 😛 ) casi olvidada de 1991. La primera vez que la vi fue en un autobús, camino a una excursión, cuando aún era un aprendiz de sociópata. Y me encantó. Es una peli que ahonda en la oscuridad, en la esgrima deportiva, en los problemas sin solucionar, y que tiene un duelo doloroso, puñetero y, aunque un poco teatrero, es de los que más me gustan. Es mi blog y me lo frunjo como quiero.

Os pongo en antecedentes: Max Suba (F. Murray Abraham, que está increíble) es un aspirante a profesor de esgrima, hijo de uno de los grandes. La cosa es familiar. Eric Roberts interpreta a Alexander Villard, cuyo padre fue muerto por Suba, y éste, al principio de la peli, acaba de salir de la trena. Vamos que es un duelo heredado, de padre a hijo. Culebrón.
Las espadas, una humilde deportiva de cazoleta y la de Villard una preciosa punta negra y cazoleta dorada y labrada, funcionan tremendamente bien, resaltando la flexibilidad de ambas hojas, la diferencia de los estilos, y usando igualmente el espacio, con estocadas largas y profundas; mostrando además cansancio y dolor. Un duelo de los que hacen época, pero casi olvidado en el cine. Pero no solo estocadas. También lanzan patadas, codazos, golpes con el pomo… y toda la rabia del mundo. Tanta que al final pierden las formas, la técnica y el cerebro y empiezan a darse mandoblazos.

Es un duelo significativo, duro, agotador tanto físico como emocionalmente para los personajes y el espectador. Y me encanta.

Y hasta aquí por hoy. ¿Cuáles son vuestros duelos favoritos? Del post o fuera de él…

BONUS TRACK

Porque, como enamorado de la esgrima, no puedo menos que referenciar una pequeña joya dentro de una película polaca, raruna e insufrible. Una peli polaca sobre la lucha de los Tres Zares… y ¡sale Ramón Langa! Flipad, nenes, que, aunque no sea un duelo en sí, sienta las bases de la esgrima española para los duelos, la Destreza Verdadera, espada y daga, mala leche y estocadas maestras… ¡Malditos españoles…!

jejejeje

Join the discussion One Comment

  • will blanco dice:

    Me encantan las películas de espadachines, gracias por este blog. necesito los subtítulos del desafio pero no estan por ningún lado.